domingo, 22 de agosto de 2010

Solo nada

Sólo te veía,
sólo te sentía,
sólo te creía.

Sólo me cantabas,
sólo te escuchaba,
nada me decias.

Sólo tú andabas,
sólo en tí pensabas,
sólo lo cambiabas.

Sólo yo te daba,
sólo en ti pensaba,
sólo contigo los días.

Nada importaba,
nada molestaba,
NADA sucedía

todo estaba en tu cabeza

Era la fragilidad con la que pestañaba,
la sutilidad que le faltaba y
el olor que nunca me gustó.

El tiempo inevitable,
las pulsiones encadenantes
y el morbo que lo contenía.

Esa desesperación asfixiante,
que únicamente era desconcertante.
Acción!

Palabras llovian,
la briza me envolvía
y solo me dejaba llevar.

Respiras y de pronto lucidez!
El limbo y sus colores psicodélicos.

Si sucedió,
si, si, si, si, si!
Nada se acaba,
porque nada comienza.

Respira,
como en otro planeta.
Camina, sin gravedad.
Mira profundamente.

El pero de siempre,
cabará el hoyo perpetuo
y encendera lo mas profundo.

Una vez...

¿Soñar o vivir? ¿Reir o sufrir? ¿Cantar o morir?
Todas.
Dormir lo suficiente para absorver el dia,
caminar para captar los rayos del sol;
escuchar y el silencio.
Sumergirse en la profundidad del sentir,
para poder necesitar y depender.
Del fracaso quizás el talento.